viernes, 12 de octubre de 2012

Victoria perfecta - Opinión - Héctor Rodríguez Castro


Victoria perfecta

Por: Héctor Rodríguez Castro

La jornada electoral del pasado 7 de octubre fue una demostración de civismo, paz y tolerancia. Más del 80% de la población con edad para votar salió a expresar su opinión con una profunda confianza en el poder electoral, en la nueva institucionalidad nacida al calor de la Constitución Bolivariana.

A todos esos venezolanos, independientemente de sus preferencias políticas, queremos darles nuestro reconocimiento por la madurez política que nos demostramos. Igualmente, queremos felicitar a los miles de patrulleros que hicieron posible la victoria del candidato de la patria, en especial a las mujeres y a la juventud, que durante toda la campaña y el día de las elecciones dieron una muestra de capacidad de organización y de movilización sin precedentes en la historia política de nuestro país. Y finalmente, queremos felicitar a quienes difieren con nuestra aspiración de sociedad, e invitarlos al debate en un ambiente de respeto y a la construcción de una patria independiente, justa, potencia, que se presente ante el mundo en igualdad de condiciones y que resguarde para las futuras generaciones un lugar digno donde vivir.

El triunfo del socialismo en estas elecciones es la derrota a una coalición de poderes facticos nacionales, pero en especial mundiales, que mantienen la aspiración de que nuestro país vuelva a ser una colonia de sus intereses económicos, y para ello se privaticen nuestras empresas básicas, no se invierta en salud, educación, deporte y cultura. Un país donde no trabajemos por la unidad latinoamericana, donde no exista patria. Lo cual es posible en un gobierno de derecha, cuyas prácticas se respaldan con la represión al pueblo, valiéndose de la fuerza pública.

Ese modelo neoliberal lo sufrió y lo combatió nuestro pueblo durante los años ochenta y noventa, y hoy lo sufren nuestros hermanos europeos. Pero en América Latina han llegado al poder presidentes y presidentas que se parecen a sus pueblos, que garantizan una fuerte inversión social. En el caso de Venezuela, en educación se han invertido millones de bolívares para que cada niño y niña tenga su computadora y sus libros para estudiar, para que cada joven tenga un cupo seguro en una universidad, para que todos puedan desarrollar su talento deportivo o cultural, para que cada familia tenga un hogar digno, para que cada persona tenga un empleo, en definitiva, para que la sociedad sea más feliz.

En esta elección, el pueblo decidió por la independencia y la felicidad frente a la traición, la mentira y el abandono.

Los retos que nos deja esta victoria son muchos. Entre ellos, el primero: ser más eficientes y eficaces desde el gobierno. El pueblo depositó una inmensa confianza en la revolución bolivariana y pide que sigamos ahora con más fuerza y con mayor calidad en la ejecución, para construir  una sociedad más justa. Que se atiendan y resuelvan los problemas de la gente, mientras involucremos a la sociedad en la solución de sus problemas. Que seamos cada día más transparentes. Y segundo: desde el partido, las bases nos demandan mayor capacidad organizativa, de movilización y de formación. Un partido que genere y continúe abriendo amplios espacios para el debate y un partido que no se desconecte de los diferentes sectores de la sociedad.

Esta victoria perfecta no puede quedarse en el 7 de octubre. La victoria perfecta debe ser durante los próximos 6 años de gobierno.

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